23 de enero de 2011

Sabores nuevos

 

Día 8
Siempre dije: ¨a mí no me gusta el pescado, ni nada que tenga que ver con lo marítimo¨. No he probado todo lo marítimo para saber que no me gusta. Es cuestión de olores y cuestiones mentales. Ya en Mar del Plata me le animo a dos rabas. No les siento un sabor asqueroso pero tampoco me despiertan una pasión. Las saboreo más que a cualquier otro alimento conocido. Siento la carne como elástica y me da un poco de impresión.
Ya de vuelta en Villa Gesell y siendo anfitriona, por un día, de otra amiga que viene de visita, vamos a dar una vuelta al centro y entramos a un pub que tiene bastante onda. Nos sentamos en la terraza. Hay un poquito de viento, pero es más cómodo estar sentadas en el sillón, que en unos pufs, un tanto duros. Pedimos una picada de ¨frutos del bosque y del mar¨ y una cerveza artesanal muy deliciosa. No pensaba comer nada de lo marítimo pero pruebo. Cornalitos. Cuando era muy chiquita me acuerdo que mi mamá los preparaba, acá mismo, en la villa y que me encantaban. Pero después no sé qué me pasó, que no quise comerlos más. Quizá fue el deshabito. Los pruebo pensando que quizá me pueden volver a gustar, pero no. Le pregunto al mozo qué contienen las cazuelitas. Y pruebo ceviche y milagrosamente me encanta. Pruebo camarones y langostinos y me gustan también. No así los calamares. Finalmente termino comiendo unos bastoncitos de mozzarella, una albondiguita marroquí y una empanada china. Y sigo con la cerveza, que me provoca decir algunas tonterías por la calle. Otras risas.

1 comentario:

Daniela Feoli dijo...

¡Qué lindo texto, Gaby!