23 de abril de 2013

Nuevos vientos para este año

 
Vientos lindos me rodean.
Desde enero.
Primero la llegada de un mail para contarme que en la Revista Billiken querían un cuento mío (al final no se pudo publicar por no tener facturas propias).
Después la llegada de otro mail, de una conocida escritora, que es editora en otra editorial para decirme que el cuento que querían en Billiken ella lo había pensado junto con otro que le había mandado para una Antología de cuentos míos.
¡Qué linda noticia! Dejé suspendida la novela que estaba escribiendo  desde que volví de las vacaciones. Porque me pedían un tercer cuento, que aún no tenía. Me puse a pensar de qué podía escribir. Y anoté en un papelito posibles historias a transitar. Había una que me despertó más interés y entonces llamé a Fabrizio, uno de mis sobrinos, para pedirle datos, información, cosas que pasaran en un campamento. Porque de eso pensaba escribir. Y los primeros borradores fueron momentos de risas y ganas de seguir leyendo. Tanto que Fabri ese mismo día se puso a escribir la contracara de la historia. Y con Micaela inventaron otros cuentos, también.
Entonces me puse a trabajar en el cuento e hice y rehice muchas versiones hasta hoy que más o menos creo que llegué a la historia que quería contar. Cosa que nunca sé de antemano. Por eso se me hace más díficil escribirlas...
 
Comenzó el año con  el proyecto de Talleres Literarios para chicos al que bauticé y sin dudarlo: FoFoLeTeS.
 
A fines de febrero la directora de una escuela me escribia para que fuera de visita a su escuela con La Colgada. Aunque eso no quedó en nada, me dio alegría la posible invitación.
 
Hacia principios de marzo el mail de la Biblioteca Pública de San Diego, en California, pidiendome un ejemplar de cortesía. Hace poco lo envié esperando que pronto llegue a esos lectores niños y adolescentes de habla hispana. Y a escuchar qué les pasa con la historia...
 
Desde que arrancó marzo estaba con la expectativa de saber algo sobre el cuento que había mandado a un concurso. El de Docentes Jubilados de Alte Brown. El concurso había cerrado en octubre y en marzo se suponía que iba a estar el resultado. Había enviado mails pero nadie me respondía. Tenía miedo que entre tantas cosas me olvidara de llamar o preguntar. Y por suerte, no me olvidé y llamé el 18 de abril a la asociación y cuando me dijeron Cómo se llamaba el cuento que había recibido el Primer Premio de la categoría: Prosa, casi me muero. Era el mío. El de ¡Fofoletes!
 
En la semana me enteré el día que iba a firmar en la  Feria, con La Colgada. Yo, Gaby Gaby, Gabita, Guagui... Yo ahora firmando en la Feria como Escritora.
 
Yo, la chica tímida del colegio, que tenía un diario íntimo a los 9 y ya escribía algunos poemas para expresar que estaba enamorada....
Yo, la maestra jardinera...
Yo, la integrante del Coral Caballito. Donde descubrí que mi voz sumada a la de otros podía ser música...
Yo, la lectora de tantos cuentos...
Yo, la  tía, la hermana y la hija....
Yo, pensando, en mi papá y en lo contento que estaría con todas estas noticias.
 
Nuevos vientos. Airecitos lindos y acompañados...
 
Aunque parezca que la Felicidad a veces se torna inalcanzable, llega...