22 de agosto de 2012

visita de autora



 
 
Hace una semana, apenas, tuve mi primera invitación para ir de  visita a una escuela y con ella a mis lectores. Dos grados: tercero y cuarto. El libro les había llegado a través de una amiga, que es maestra de la escuela. Lo leyó la bibliotecaria, le interesó y allá por abril, cuando salió el libro, mi amiga me dijo : ¿en agosto venís a la escuela? Si, claro (le dije).
Llegó agosto y me dijo ¿cuándo querés venir? Y empezamos a ver horarios de los chicos, míos, qué era mejor. Y así quedamos.
Yo estaba tranquila. Soy maestra, creo  que sé cómo tratar con los chicos. Pero bueno, soy maestra de los más pequeños y no iba a la escuela como maestra sino como autora. Eso sí que era nuevo para mí, muy nuevo. Yo estaba nerviosa, ansiosa, tranquila y feliz (todo juntito como en la misma bolsa).
Llegué a la escuela y el recibimiento fue hermoso. Tenían el pizarrón con mi nombre escrito a lo grande. Me mostraron las recetas que habían escrito a raíz de la lectura del libro. Y después que les leí un cuento que llevé (que no era mío) empezaron las preguntas. Muchas, diversas, respetuosas, curiosas, intrigadas, profundas. Me hicieron pensar en la escritura de La Colgada (pensar de una manera nueva, no desde el proceso mismo de la creación. Sino volviendo a el). Me hicieron reformular mis respuestas al contestar a veces las mismas preguntas, trataba de no repetirme.
Un ensayo de qué decir, cómo decir. Espero haberles dejado  pimienta en esas respuestas. Aunque sea un poco para seguir pensando y no dar una respuesta redondita. Algunas respuestas lo requerían pero había otras que podían dejar un espacio para que mis lectores sigan pensando y encuentren la propia.
Al final de la visita y después de comentar que me podían escribir a mi mail las preguntas que hayan quedado o las nuevas que pudieran surgir, una de las chicas se me acercó y me contó que tenía muchos cuentos o canciones escritas en su computadora, y creo que su  decir tenía que ver con compartir, con buscar a un otro que le guste lo mismo, que haya recorrido otro camino, que le pudiera devolver algo a cambio de sus producciones. Algo así como lo que yo hago en el taller con mi Iris, pero nada más que ahora yo ya estaba, y para esa niña, del otro  lado, del lado de Gaby autora. Y el darme cuenta de eso me dejó simplemente feliz. En este lugar en el que quiero seguir estando.